Sin falopa de noche y con mujeres al volante, la nueva configuración del transporte local

ROSARIO — La crisis del taxi ha llegado a su punto más profundo: no porque falten pasajeros, sino porque sobran aplicaciones. Y eso, según algunos taxistas, no solo pone en jaque su sustento, sino también una parte esencial de su identidad: la libertad de manejar drogado, putear transeúntes y negarse a llevar gente a barrio Ludueña después de las 19 h.

GENERALES

Por Redacción Bizcochera

5/15/2025

Sin falopa de noche y con mujeres al volante, la nueva configuracion del transporte local

Por Joaco del Garzo

ROSARIO — La crisis del taxi ha llegado a su punto más profundo: no porque falten pasajeros, sino porque sobran aplicaciones. Y eso, según algunos taxistas, no solo pone en jaque su sustento, sino también una parte esencial de su identidad: la libertad de manejar drogado, putear transeúntes y negarse a llevar gente a barrio Ludueña después de las 19 h.

La frase está escrita en el aire de peatonal Córdoba, donde los taxistas se reunieron para marchar en contra de la expansión de Uber, como si se tratara de una ofensiva imperialista pero sin tanque, sin general, y sin WiFi sindical. El cartel más sincero que se leyó fue uno que decía: "La gente nos odia porque la tuvimos de rehén toda la vida". Autocrítica o genialidad involuntaria: el tiempo lo dirá.

La derrota cultural del chofer en chancletas

Según uno de los voceros, un tal "El Diente", con 48 años de volante y 3 suspensiones por maltrato verbal, "la situación es insostenible". Entre los puntos que enumeró:

  • No se puede tomar una birra a la medianoche y salir a levantar gente sin que te baje la calificación.

  • Las pasajeras ahora califican. Y reclaman. Y encima manejan.

  • Los clientes exigen aire acondicionado, limpieza, y que no se escuche Crónica en el volumen 92.

"Antes te subían, vos puteabas a todos los gobiernos desde Frondizi hasta Milei, y eso era servicio público. Ahora quieren silencio, cortito y sin charlas sobre teorías conspirativas de la vacunación. Así no se puede trabajar."

Uber: el golpe blando a la meritocracia del tacho

Para los más reaccionarios del gremio, Uber representa algo peor que la competencia: representa el fin de una era de privilegios no escritos. El hecho de que una mujer maneje, tenga aire, sepa usar Waze y no te pregunte si vas a pagar con tarjeta es una amenaza aún más profunda que la tarifa plana.

"Nosotros antes decidíamos a quién subir, a dónde ir, si el baúl abría o no, y si el tipo era medio villero, lo dejabas mirando el cartelito 'Libre' mientras te ibas. Eso era democracia vehicular."

Humo, nicotina y lloriqueo sindical

La marcha fue acompañada por bocinazos, humo de escape y declaraciones de dirigentes que vieron la luz... pero se la taparon con papel film. El sindicato pidió que se declare a Uber "actividad ilegal e inmoral" y que se restituya el derecho del taxista a decidir sobre la higiene y la dirección del aire.

"Está bien que ahora cualquiera pueda manejar un auto. Pero manejar un taxi era una cosa distinta: implicaba tener principios. Y un palo de hockey en el baúl por si pintaba la inseguridad."

El taxi como resistencia cultural

En medio del avance de Uber y las apps, muchos choferes insisten en que lo suyo es más que un trabajo: es una trinchera ideológica. *"El taxi no es solo transporte: es opinión, es volumen fuerte, es olor a humanidad y a tabaco viejo."

En las radios suenan quejas, tangos, discursos de Perón, y audios de WhatsApp reproducidos con eco. Algunos proponen "taxi universitario popular" con tarifa solidaria para jubilados que acepten discutir de geopólitica durante el viaje. Otros, una app cooperativa que se llame "Ñeri Ride".

Conclusión: el fin del taxista clásico

El futuro llegó, y el taxi rosarino está en jaque. Uber no solo les quitó pasajeros: les quitó la mística. Ahora se exige pulcritud, geolocalización, buena onda y a veces hasta conversa feminista.

Y en ese mundo nuevo, donde no hay lugar para el volanteador crónico, el tipo que manejaba con un ojo y discutía de economía con la misma pasión que prendía un cigarro, ya no es rey.

"Nos cagaron. Encima ahora las mujeres también manejan. Y manejan bien. Esto antes era nuestro", dijo un taxista que prefirió no dar su nombre pero sí su opinión sobre el FMI, los mapuches, y el aborto en el mismo semáforo.