El presidente Milei habría afirmado que por culpa del otoño y los gordos que comen facturas, la inflación se dispara

Mientras el termómetro baja, las ganas de zamparse una docena de facturas suben más rápido que el precio de la manteca. Pero no te preocupes: fuentes cercanas al gobierno aseguran que la inflación no tiene nada que ver con la política económica, sino con el clima otoñal y el “exceso de grasa en la población”. Textual, eh.

GENERALES

Por Redacción Bizcochera

4/2/20252 min read

Según testimonios recogidos por este medio en panaderías de Rosario (y confirmados por el aroma irresistible a medialunas), los precios de las facturas pegaron un saltito que ya no es simpático. Y no, no es por culpa de los panaderos. Es porque hay menos cebo, y no estamos hablando de chismes de pasillo.

“Se está faenando menos, y eso encarece la grasa”, explicó Diego Rubio, de Industriales Panaderos, mientras amasaba verdades más duras que un bizcochuelo sin polvo de hornear.

📉 La grasa sube, el sueldo no

Mientras el gobierno recita mantras libertarios, los panaderos tienen que lidiar con el subibaja (más baja que subi) de los insumos. Aunque la harina no aumentó tanto, las grasas y margarinas volaron como paloma de panadería: sin control y sin retorno.

“Los proveedores nos dicen que hay menos faena y por eso hay menos cebo”, cuentan desde el sector, con una mezcla de resignación y aroma a sacramento tibio. Y claro, menos cebo significa más costos. Más costos, más precios. Y más precios… menos medialunas para el pueblo.

🧠 Milei y su teoría de la inflagrasa

Fuentes cercanas a la Casa Rosada, que pidieron anonimato por miedo a represalias (del INDEC o del panadero de la esquina), sostienen que el presidente estaría evaluando declarar al otoño como “enemigo estacional del libre mercado”.

“Es una estación colectivista, húmeda, decadente, que incita a consumir grasa, hidratos y mate cocido. Atenta contra el espíritu de autoexplotación y sufrimiento individual”, habría dicho en una reunión informal con su perro y una factura de membrillo.

🍩 Facturas y lucha de clases

No se trata solo de un antojo de media tarde. En esta Argentina de doble turno y triple changa, la factura es símbolo de resistencia: la merienda del obrero, el desayuno de la docente, el almuerzo del tachero.

Pero cada vez está más lejos. No porque el horno esté apagado, sino porque el modelo económico lo está dejando sin gas.

Y mientras tanto, desde las redes sociales del gobierno recomiendan “ayuno intermitente y pensamiento cuántico”. Bien por ellos, pero en los barrios lo único que se corta intermitentemente es la luz.

✊ Una rosquilla para el FMI

Desde este diario reivindicamos el derecho popular al bizcocho, la vigilante y la tortita negra. Exigimos paritarias acordes al precio de la medialuna. Proponemos una canasta básica con cobertura de pastelera. Y alertamos: cuando suben las facturas, no solo duele el bolsillo, duele la patria.

El presidente Milei habría afirmado que por culpa del otoño y los gordos que comen facturas, la inflación se dispara

Mientras el termómetro baja, las ganas de zamparse una docena de facturas suben más rápido que el precio de la manteca. Pero no te preocupes: fuentes cercanas al gobierno aseguran que la inflación no tiene nada que ver con la política económica, sino con el clima otoñal y el “exceso de grasa en la población”. Textual, eh.