AMOR POR LA PISTOLA: Imputaron a la policía que filtraba información a su novio gatillero
En Rosario, donde el amor y el crimen suelen cruzarse en esquinas sin semáforo, una agente de policía fue imputada por compartir información confidencial con su novio, que no era precisamente del tipo romántico: era gatillero.
POLILADRON
Esteban LApiñata
5/26/20252 min read


La historia, que podría ser una serie de Netflix de bajo presupuesto o un capítulo censurado de “Poliladron”, tiene todos los condimentos del thriller rosarino: una oficial, un delincuente, celulares intervenidos y una pasión tan intensa que terminó con ella en prisión preventiva. Porque si algo nos enseñó esta ciudad es que las balas entran, pero el amor... también puede salir por la radio policial.
“Te amo, mi asesino serial”
La oficial de policía de 25 años —hasta ahora anónima para proteger su corazón y su prontuario—, fue acusada de usar su acceso al sistema policial para informarle a su novio cuándo y dónde había operativos, controles y posibles allanamientos. Amor es avisarte cuando viene la Bonaerense. Amor es que tu pareja vea una orden de captura y te diga “no salgas hoy, bebé”.
Según la Fiscalía, la mujer habría usado su cargo para avisarle al joven prófugo sobre procedimientos activos. No se descarta que también le haya dado likes a publicaciones de su banda narco.
Relaciones peligrosas y mal remuneradas
La defensa de la agente explicó que “ella estaba enamorada”, como si el Código Penal tuviera cláusulas románticas o descuento por emociones. Pero en Rosario el amor es así: se declara en WhatsApp cifrado y se protege con chaleco antibalas.
Un vecino comentó off the record: “Yo una vez salí con un taxista y me parecía turbio, pero esta se comía a un asesino con pedido de captura. ¡Eso es confiar!”.
Qué nos dice esto como sociedad
No mucho. Pero es gracioso, triste y terriblemente predecible. En un país donde los narcos hacen política, la policía milita en Tinder y las balas son forma de comunicación, no debería sorprender que el amor y la traición compartan cama.
En Rosario ya no hay líneas claras entre la comisaría y el aguantadero. Lo que hay es gente con uniforme que manda stickers y ubicación en tiempo real.
Conclusión: infidelidad institucional
La agente está presa. Él, también. El sistema de seguridad, mientras tanto, sigue abierto como la relación entre narcos y las fuerzas que supuestamente los combaten.
Quizás la justicia los separe. Quizás la cárcel los vuelva a unir. Pero lo que queda claro es que en Argentina el crimen no paga... salvo en cuotas, por Mercado Pago, y con cobertura emocional.
AMOR POR LA PISTOLA: Imputaron a la policía que filtraba información a su novio gatillero
La libertad avanza. Pero no como slogan de campaña, sino como el aceite que faltaba en el engranaje inmobiliario argentino. Porque ahora sí, el mercado se autolubrica: fluye suave, sin interferencias del Estado, sin frenos morales, y con una elasticidad que haría sonrojar a cualquier yogui financiero.