🟥 DI MARÍA VUELVE A CASA, MILEI A DEJAR AFUERA A MACRI ...cosas que normalizamos los argentinos
REAL POLITIKGENERALES
5/31/20254 min read


Dicen que somos un país en el que los regresos, las traiciones, los ciclos que no cierran y los pactos que se rompen ya no nos conmueven. O nos conmueven mal. Dicen que acá, entre la épica de la vuelta a casa y la miseria de la puñalada política, se revela algo más profundo: la naturalización del desquicio argentino.
⚽ El regreso del hijo pródigo
Di María vuelve a Central. No por necesidad, sino por convicción. No por plata, sino por historia. No por marketing, sino por identidad. Lo dijo mil veces y cumplió: quería retirarse en el club que lo formó, en el barrio que lo vio nacer, con la camiseta que su viejo planchaba con orgullo. Lo esperaron. Se ilusionaron. Dudaron. Y volvió. La imagen está servida: Di María en el Gigante, brazos abiertos, el sol cayendo sobre Arroyito. Un símbolo en tiempo de símbolos rotos.Y como si fuera una postal escrita por Fontanarrosa, todo eso ocurre mientras en Buenos Aires se derrumba otro tipo de promesa. Más que promesa: alianza. Más que alianza: pacto de supervivencia entre sectores que se odian pero necesitan el mismo poder.
🤡 Milei vuelve a ser Milei
Javier Milei no traiciona a Macri por accidente. Lo traiciona porque es su forma de existir. Milei no construye: Milei quema puentes y mira cómo se incendian mientras dice que el humo es libertad. Macri lo inventó. Lo bancó. Lo protegió del peronismo y de los suyos. Le abrió las puertas de las provincias PRO. Le prestó tropa, medios, consultores, y, sobre todo, lo validó como “la nueva derecha que venía a ordenar lo que el kirchnerismo desordenó”. Milei agarró todo eso, lo usó y ahora lo descarta. Con la frialdad de quien jamás entendió la palabra lealtad. No traiciona porque cambia de opinión: traiciona porque su proyecto es él, solo él, y todo lo que lo rodea es utilería descartable.
Y así, mientras Di María vuelve por amor, Milei vuelve a dejar afuera a quienes lo ayudaron a entrar.
🇦🇷 Argentina, donde todo regresa menos la dignidad
En este país todo vuelve: los ídolos, los traidores, las promesas, los discursos vacíos. Vuelven los goles de Palermo y los escraches en Plaza Congreso. Vuelven las promesas de austeridad y los tarifazos. Pero hay algo que no vuelve: la dignidad institucional. Lo que estamos normalizando no es solo la política entendida como campo de batalla personal. Es el vaciamiento total del compromiso público. La idea de que la palabra vale lo que dura el trending topic. Que el poder es un arma para usar y desechar, como se hace con la camiseta del club cuando perdés 3 partidos seguidos.
🔁 El fútbol y la política como espejo
La diferencia entre Di María y Milei no es solo moral: es simbólica. Di María no necesita el regreso. Ya lo ganó todo: Champions, mundiales, goles en finales, respeto global. Pero elige volver porque su carrera no es sólo una acumulación de medallas, sino un relato con raíces. Milei, en cambio, no vuelve a nada: se arrastra sobre pactos rotos. Él no construye memoria, sino espectáculo. No juega por la camiseta, sino por el rating. Es el jugador que no vuelve al club de barrio porque le deben un viático de 2006. Pero eso sí: habla del amor a la patria desde un set de televisión.
Di María se planta en la historia.
Milei la dinamita y baila entre los escombros.
🤝 Macri, el socio incómodo
¿Y Macri? ¿Dónde queda en esta ecuación?
Como tantos otros en la historia política argentina, Macri construyó un monstruo que creyó que iba a manejar. Un outsider al que le prestó capital simbólico y mediático. Un socio incómodo al que imaginó domar como si el poder real pudiera ser administrado con Excel y WhatsApp.
Macri creyó que con Milei podía hacer lo mismo que intentó con Carrió, con Pichetto, con Massa en su momento: someter el fuego ajeno al termostato propio.
Pero Milei no se somete. No por principios, sino por desequilibrio. Porque no puede. Porque su única estrategia es el quiebre. Porque en su cabeza no hay lugar para nadie que no sea él y su horda digital.
🧠 La normalización del absurdo
Hace no tanto, un presidente que insultaba a sus aliados, bloqueaba leyes para no darles rédito y se burlaba de sus votantes era impensado. Hoy es martes. Hace no tanto, un jugador campeón del mundo que volvía a su club de origen era una rareza que se aplaudía. Hoy lo vemos con una mezcla de emoción y escepticismo, como si nos costara creer que todavía queda algo de nobleza.
En el fondo, estamos anestesiados. Por eso normalizamos todo: que el Congreso esté paralizado, que los gobernadores pidan permiso para respirar, que los acuerdos duren 15 minutos, que los pactos se firmen por Twitter y se rompan por TikTok. Y sí, también normalizamos que un gobierno liberal libertario anti-casta esté sostenido por casta, traición, negocios, y una moto cada vez más desinflada.
🟡 Epílogo: cosas que normalizamos
Di María vuelve. Milei traiciona. Macri mira desde la tribuna.
Los medios titulan. Las redes editan. Los trolls opinan. Y vos, mientras tanto, quizás estás viendo esto con auriculares puestos, un mate frío y la sensación de que ya nada te sorprende.
Y tal vez ese sea el problema más grave.
No la traición en sí.
No la hipocresía política.
No el regreso ni la fuga.
Sino el acostumbramiento al sinsentido.
🟥 DI MARÍA VUELVE A CASA, MILEI A DEJAR AFUERA A MACRI.
...cosas que normalizamos los argentinos
Lo escuchamos en la radio, lo leemos en Twitter, lo vemos titulado en rojo en Crónica y seguimos como si fueran hechos aislados, como si no dijeran todo de nosotros. Pero dicen.